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mayo 29, 2003

Fin del contrato 

Ayer termino mi contrato de docente ocasional de tiempo completo en la Escuela Interamericana de Bibliotecología.
La paradoja total: hace cuatro años soy docente ocasional. Cuatro años parando cada seis meses a esperar la renovación y algunas a rezar por la renovación. Así que no volveré hasta la semana entrante cuando pueda de nuevo firmar contrato y entrar a clase.

Mientras, una reflexión sobre la capacidad y la dispocisión de hablar en público:
He estado programando este sementre, como parte de la evaluación, la realización de un foro bajo la total responsabilidad de los estudiantes: ellos deciden las condiciones para ser ponentes, deciden el día, eligen las ponencias a presentarse, organizan el sitio mismo y hacen la publicidad y la convocatoria. Escriben, leen, evalúan y son evalúados por sus compañeros. (Esto les da terror).

Con la idea quiero promover la iniciativa y capacidad de organizativa de los muchachos y claro, la escritura y la presentación en público. Y quiero ampliar el poder de evaluación, yo pondré la nota, pero esa será, de alguna manera decidida por ellos mismos.

Pero al proponerlo en clase me encuentro con estudiantes que se niegan a presentarse en público. Por qué hay algunos que todavía se niegan a escribir o a exponer, afirmando que eso no les gusta? Yo pienso -y claro, lo digo- saber escribir y presentar en publico lo que se piensa no pueden ser características del temperamento de cada cual, sino que deben ser capacidades de un profesional. Uno puede escojer segun su temperamento ser bibliotecario escolar (si la infancia te cae bien) o administrador de una intranet (si eres prefieres el silencio), pero saber escribir, preparar un informe, sustentar en público un proyecto, es algo para lo que TENEMOS que estar preparados.

Así que seguiré, tercamente, obligando a nuestro futuros bibliotecólogos a exponerse. Porque en la vida real estas siempre expuesto y si nos preparamos para ello, será peor. Los obligo pero no me escondo. No soy como el profesor que más parece una señal de tránsito que muestra para dónde ir y cómo pero que nunca se mueve de su lugar. Para muestra esta bitácora.

PD. Mis colegas tienen razon, esto de las bitácoras es para decir lo que piensas, para escribir artículos estan las revistas.


mayo 28, 2003

El arte de la buena bitácora 

Mis colegas Jaiver Leiva -el bibliotecario desordenado- y Jorge Serrano de Trucos de Google, me han hecho muy valiosas recomendaciones para mejorar mi bitácora.
Primero me han felicitado por la inciativa -gracias, gracias, no es para tanto-, luego me han dicho que mis post (cómo se dice eso es castellano?) son muy largos y tienen toda la razón, quién llegaría al final? Debe ser por eso que nadie me ha dicho nada hasta ahora sobre ellos, son tan largos que dan pereza. Me han remitido a un decalogo (de trece puntos, pero decalogo al fin y al cabo) hecho por Earful con motivo del cierre de su bitácora, es brillante.
También me han ofrecido su ayuda técnica para incluir aquí un apartado de comentarios y me han alegrado con su palabra de apoyo y me han avergonzado un poco con la vitrina en IWETEL. A ellos ya les dí mis agradecimientos pero para que las gracias sean completas voy poner en práctica sus recomendaciones terminando mi post (cómo rayos se dice eso en castellano?) de hoy aquí.

mayo 26, 2003

Bajo la tiranía de la nota  

El profesor acompaña, guía, afirma, construye, ayuda, estimula, oye, muestra, devela, abre, pregunta, responde, cuestiona, motiva, evalúa, demuestra, recorre, apoya, escucha; esto y también todo lo contrario, dependiendo de qué tipo de profesor sea. Pero lo único primero y común que puede reconocerse en todos nosotros, seamos como seamos, es que somos los que calificamos y eso es definitivo, categóricamente nos otorga un poder sobre los estudiantes. Ante la nota, todo lo demás es vano, de qué sirven los nuevos discursos pedagógicos en los que se ubica al estudiante como centro de proceso pedagógico y al profesor como guía y acompañante de ese proceso, si al final la nota aparece para arruinarlo todo y no me refiero a las malas notas, sino a la nota misma, al número que reduce lo irreducible y lo convierte en indicador único de un proceso rico lleno de matices, de contextos, de aprendizajes y borrones que no pueden ser abarcados en la nota.

Se supone un medio para lograr un fin pero hace tiempo que es fin es sí misma y así la ven los estudiantes y cómo no, si es con ella que se logran las monitorias, los reconocimientos, los trabajos, las becas. No podemos quejarnos de que los estudiantes estén tan preocupados por la nota y sólo por la nota, si ella es requisito indispensable para prácticamente todo y la pone el profe, ante semejante poder todo lo demás calla, incluso el profesor mismo.

No importa cuánta claridad quiera tener el profesor en la calificación de sus evaluaciones, cuán específico sea al presentar los criterios de evaluación a tener en cuenta, la nota sólo queda clara y libre de culpa cuando la evaluación es un examen de selección múltiple con respuestas verdaderas únicas. Pero mientras el profesor más se aleja de este tipo de evaluación, mientras más intenta realizar actividades de evalúen la riqueza de matices del proceso de enseñanza menos sentido tiene la nota. Sin embargo, la tendencia actual, es reducirlo todo a notas, o qué son los famosos indicadores de gestión, sino simplificadores que se presentan como medios pero que terminan siendo fines?.

Por qué insisten en reducir, en minimizar, en simplificarlo todo: procesos, aprendizajes, logros, enseñanzas, pérdidas, ganancias, actividades, acciones, metas, vidas. Qué quiere saber qué tan buena es su biblioteca pues divida la cantidad de libros que tiene con la cantidad de libros que presta y la cantidad de usuarios y hay tiene su indicador para medir la eficiencia y la efectividad. No digo que no deban existir herramientas como esas, necesarias para medir y analizar procesos, resultados y demás, pero lo que encuentro inaceptable es que hayan dejado de ser herramientas y se estén convirtiendo en únicos resultados válidos y posibles, con los que se quiere mensurar incluso lo inmensurable.

Igual con las notas, entiendo que sean un aspecto a tener en cuenta para evaluar el desempeño del estudiante, pero no pueden ser el único. Cuando, después de haber pasado el proceso de convocatoria docente el resultado positivo fue anulado porque mi promedio crédito en el pregrado no fue superior a 4.0, con ello la Universidad, dijo que no importaba mi currículo, que tuviera la experiencia requerida, que mi propuesta académica y su sustentación fuera aprobada y reconocida por cinco doctores como digna de ser parte de la EIB, nada de eso importa porque tenía 3.92 en el pregrado, todo lo demás fue accesorio.

Así que mientras que el medio y la universidad, en particular, no le dé la nota su lugar y tenga mecanismos de evaluación tan innovadores y constructivos como las metodologías que exige, estudiantes y profesores seguiremos enfrentados y distanciados por un poder que no necesitamos, que yo no quiero y que no necesito para enseñar.

No quiere decir que yo no deba evaluar, claro que sí, todos los integrantes del proceso de enseñanza-aprendizaje debemos hacer parte de la evaluación, pero yo estoy hablando de la calificación y de la nota que es el resultado de esa calificación; calificar es una forma de evaluar, las notas numéricas son una forma de calificación. Porque estamos dejando como único resultado de un proceso tan completo, una sola de entre las muchas formas de evaluar.

Ahora debo presentar en el programa además de los objetivos de la asignatura, las competencias que va a desarrollar y las competencias son del ser, del saber y del hacer. Yo pregunto para qué? Para qué hacer semejante cambio sino hay mecanismos de evaluación de esos seres, saberes y haceres. Si yo digo que una competencia es Ser un agente de cambio y mejoramiento de las condiciones actuales de transferencia de la información nacional e internacional, alguien que pasó la asignatura con 3.0 es un 30% agente de cambio? es 1/3 de agente de cambio? No, no se sabe, porque no pude saberse con esa forma de calificación, así que por qué no pensamos que cómo evaluar mejor, antes de seguir sacando competencias, habilidades, características y condiciones de ser, de pensar, de actuar, de masticar, de caminar. No aportaran nada al proceso hasta que tengamos cómo evaluarlas.

Enlaces Recomendados
Bueno, dado el tema, las recomendaciones no pueden estar directamente relacionadas. Pero hace un tiempo quiero recomendar un sitio para bibliotecólogos preocupados por la responsabilidad social de su profesional: Es Libr.org (les copio su presentación para que no me quede faltando nada) Libr.org exists primarily to help small organizations of librarians who are working in this struggle to defend the social good. It provides a place on the web to make their information easily accessible, and further disseminates information from these and other groups to help people make personal and professional connections that activate the library world. Your participation is invited. Es un sitio que no se agota nunca.